lunes, 9 de enero de 2017

Reflexión final "Whiplash" por Miriam Lorenzo Vega.

La película Whiplash es un claro ejemplo de las típicas frases “Quien la sigue la consigue”, “Sin sacrificio no hay beneficio”, etc. Pero eso sí, llevado al extremo.
Desde el comienzo ya vemos como el protagonista se pone una meta absurda, ser el mejor batería del mundo. Esta meta no potenciará sus logros como él espera, por el contrario, le llevará a una frustración ya que no es una meta real, y, por lo tanto, no es accesible.
A esa frustración se le suma un elemento de vital importancia, el entorno familiar. La actitud de su familia no es nada favorecedora. Los familiares le comparan con sus primos e incluso le llegan a infravalorar asegurándole de que su profesión no vale para nada. A demás se puede apreciar como una competición por ver quién de ellos ha conseguido más logros sin valorar, de este modo, los esfuerzos, la dedicación ni la situación de cada uno. Todo ello teniendo en cuenta también que su madre le abandonó y que su padre, a pesar de ser su único apoyo tampoco se implica demasiado, llegando solo a actuar cuando le expulsan de la escuela. Es cierto que el chico ya no es un niño, pero aún así el padre debería haber percibido indicios de que su hijo tiene un serio problema y haber actuado antes. Aun así, cuando el padre tomo parte de la situación, lo que hace es animar a su hijo a que desista, al igual que el abandonó la escritura, en lugar de hacerle ver que el camino que está siguiendo no es el adecuado y que hay distintas formas de aprender por las que puede optar.
El protagonista llega a tal punto de obsesión que renuncia a su vida social. No quiere tener amigos, e incluso deja a su novia dándole un mayor valor a lograr su objetivo que al tener a su lado a una persona que lo quiere. De la misma forma Andrew no acepta ni pide ayuda o consejo de los demás. Desde mi punto de vista si el protagonista y sus compañeros de la banda hubieran establecido una relación, y hubiesen trabajado en equipo ayudándose los unos a los otros, y no compitiendo exhaustivamente entre ellos por ver quién era el mejor, creando una interdependencia negativa, habrían obtenido mejores resultados. Cómo afirma Piaget en su Teoría genética, la interacción entre iguales da lugar a diferentes puntos de vista que llevan al aprendizaje de unos de los otros. Al mismo tiempo que Vygotsky defiende en su teoría sociocultural que el desarrollo individual de las capacidades psicológicas se produce en interacción social. Si se hubieran ayudado los unos a los otros, el desarrollo potencial habría sido mayor, obteniendo así mejores resultados. Cómo se ha mencionado al principio del párrafo, Andrew optó por privarse de su vida social y por lo tanto de sus tiempos de ocio, relajación y disfrute, siendo estos momentos imprescindibles para obtener un aprendizaje de calidad, ya que si no se tienen en cuenta se producirán episodios de desestabilidades emocionales que conducirán al estrés y la obsesión como en el caso de Andrew.
La gran ambición del protagonista le lleva a sobre pasar sus límites y, cuando es expulsado de la escuela se da cuenta de que ha fracasado debido a que se olvidó de disfrutar haciendo lo que le gustaba, tocar la batería. En mi opinión cuando decides optar por una profesión, sobre todo del carácter artístico, es porque te apasiona lo que haces, y ese es un punto enormemente favorable y muy a tener en cuanta puesto que ya tienes adquirida una de las herramientas vítales para el aprendizaje y el éxito, como es la motivación. Para que el aprendizaje sea significativo, productivo y eficaz es totalmente necesario un impulso que nos lleve a querer saber más, y encontrarlo en el propio gozo y disfrute será muy beneficioso. Hablando desde mi propia experiencia con el baile, diré que cada día estoy más involucrada y con mayores ganas de aprender, pero estoy absolutamente convencida de que, si me lo tomara de la misma forma que Andrew lo hace con la música, dejaría de gustarme e incluso llegaría a aborrecerlo. Por lo tanto, cabe destacar que desde mi punto de vista es esa misma obsesión lo que le hace olvidar porque escogió dedicarse a ello, y peor aún no disfrutar haciendo lo que realmente le gusta.
Gran parte de esa pérdida del disfrute viene dada por el papel y la actitud tan característica del profesor. Este piensa que llevando a sus alumnos al límite y con una estricta disciplina logrará sacar lo mejor de ellos. En una escena afirma que las palabras “buen trabajo” están destinadas al fracaso, pues piensa que al escucharla el alumno se quedaría en una zona de confort y no avanzaría, e incluso se relajaría y sus progresos disminuirían. En cierta parte estoy de acuerdo con que no debemos dejar que los alumnos se estanquen en una zona de confort, pero las maneras tan violentas que tiene el profesor no son las adecuadas para conseguir que el alumno se esfuerce más. Si a un niño siempre le dices que hace las cosas mal al final terminará pensando que no puede hacerlo bien, y por lo tanto ni si quiera se esforzará en conseguirlo ya que tiene interiorizado que él no puede hacerlo. En cambio, si le vas motivando, valorando sus progresos, el niño irá viendo que es capaz de hacerlo siempre y cuando se esfuerce y cada día querrá progresar y aprender más dando lo mejor de sí mismo.
Para que un aprendizaje sea significativo, el alumno debe ser el protagonista del aprendizaje. Es el profesor quien se tiene que adaptar a las necesidades y al ritmo de los alumnos y no al contrario. En este caso el profesor no actúa como un guía si no como un dictador. El objetivo del aprendizaje no es por el bien de los alumnos si no por complacer los caprichos del profesor, quien aspira a tener un solo alumno brillante.

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